lunes, 19 de abril de 2010

YO ESPOSA DE UN SACERDOTE, NI LOCA!!!!!

Para quienes aún no comprenden la conveniencia del celibato en el sacerdocio, les proponemos la lectura del siguiente texto(largo pero recomendable), que ha circulado en los últimos días por internet:
¡¡¡Que se casen los Sacerdotes!!!
He de reconocer una cierta extrañeza por el empeño que ponen periódicamente algunas de
esas personas que nunca faltan!!, de que los sacerdotes contraigan nupcias; quizás considerando
que, como la felicidad sólo se puede alcanzar dentro del matrimonio, los sacerdotes no pueden
conseguirla, y tampoco pueden llegar a la maduración afectiva.
Esto me resulta tan curioso como afirmar que los casados, por el hecho de serlo, sí han alcanzado
dicha madurez y felicidad. Y desde este momento, quiero dejar muy claro que considero a la mujer
como la mejor compañera del hombre, para compartir una vida de ayuda mutua, donde ella sirve de
soporte, brindando un amor incomparable.

Además hay que aclarar algo que, sin duda, le romperá los esquemas a más de uno: El
Sacramento del Orden Sacerdotal, dentro de la doctrina católica más pura, no se contrapone al
Sacramento del Matrimonio, de forma que, "sacramentalmente", no hay obstáculos para que los
ministros sagrados: Diáconos, Sacerdotes y Obispos, pudieran unirse, en este valle de lágrimas, a
una encantadora mujer.

De esta forma, se entiende que no todo lo que es posible, desde un aspecto, resultaría
conveniente desde otros. Por lo aquí dicho, queda claro que sí podría haber sacerdotes casados,
pero la exigencia de separar definitivamente estos dos Sacramentos, es de tipo ascético y prudencial
práctico. No todo lo que está permitido es conveniente, y si no queda claro, pregúnteselo a los que
sufren de sobrepeso.

Por principio consideremos cómo la Iglesia, con el fin de atender las necesidades espirituales de
sus fieles, se ha organizado principalmente de acuerdo a un sistema territorial. Así pues, la Santa
Sede divide al mundo en diócesis, nombrando a Obispos para que las dirijan, enseñen y santifiquen.
A su vez, estos prelados escogen -entre sus sacerdotes- a los que deben responsabilizarse de los
territorios en los que se subdividen las diócesis, esto es: parroquias. A dichos sacerdotes los
conocemos como párroco o señor cura. Y trabajando con los párrocos, pueden haber otros
sacerdotes; por ejemplo: vicarios.

Lo común es poder descubrir en todo el mundo bastantes más taxistas y médicos que
sacerdotes, y entre éstos, encontramos a algunos ancianos y enfermos; ya que a algunos les ha
tocado recorrer muchos kilómetros y por pura terracería. Por otra parte, en todas las diócesis existen
pueblos, rancherías, ejidos y barrios de pobreza inhumana que han de recibir el mensaje y el apoyo
del Evangelio.

Esta compleja realidad convierte a los Señores Obispos en auténticos ajedrecistas moviendo a
sus sacerdotes, para poder atender a quienes se han gastado en el servicio de los fieles. Señores
pasajeros, habiendo sobrevolado el mapa de la pastoral, pidamos indicaciones a la torre de control
para poder aterrizar:

........¿YO ESPOSA DE UN SACERDOTE?......
1- Imagínense nada más la alegría, o gozo, que llenaría el alma de la esposa de un sacerdote
quien, siendo madre de algunos hijos estudiando desde el Kínder hasta la Preparatoria, su maridito
le llegara con la noticia de que han de cambiar a los hijos de sus escuelas, porque el Señor Obispo lo
acaba de nombrar Párroco de la Coronación en el pueblo de San Martín de las Palomas, municipio de
Xicoltenahlpan de las Tunas.
2- Ahora bien, pensemos que el cambio de parroquia se da dentro de la misma ciudad, pero a
la Colonia Colinas de Vista Hueca, esto es, en la zona de los basureros municipales; habiéndose
enterado ella -por medio de la esposa del párroco de la Paz-, que al Padre Hermenulfo, que se
ordenó hace apenas cuatro años, le encargaron la Parroquia de la Hacienda del Duque, -uno de los
mejores barrios de la Ciudad-, cuando su marido tiene ya veinticuatro años como sacerdote.
3- ¿Pueden ustedes suponer lo que sucedería en un pueblo, si la esposa del Señor Cura fuera
chismosa?
4- ¿Cómo sería el trato del Sacerdote con su media naranja si ésta fuera celosa?, "¿Me puedes
aclarar por qué estás dedicando tanto tiempo a las catequistas, eh?" OYE!!!!!! ... "Ya no me está
gustando que seas el director espiritual de tantas señoras".
5- ¿Con qué autoridad podría un sacerdote animar a sus feligreses a ser virtuosos, si resultara,
que su propio hijo, (haciendo mal uso de su libertad) fuera parrandero y jugador?
6- ¿Cuántas críticas despertaría un sacerdote cada vez que su mujer estrenara un vestido o
saliera con toda la familia de vacaciones? y ¿Hasta dónde le parecería correcto a su comunidad que
los llevara a pasear?
7- ¿Qué sucedería en una Iglesia donde, algunos domingos no hubiera Misas, porque el
sacerdote tenía que ir a comer con sus suegros que viven bastante lejos? Y pobre de él si no va está
vez, porque en el pecado llevaría la penitencia
8- ¿En qué situación se encontrarían dos o más sacerdotes quienes, teniendo que vivir juntos,
sus esposas o sus hijos no se llevaran bien, sino todo lo contrario?
9- ¿Pueden ustedes imaginar los comentarios de la familia de la esposa de un clérigo, si
llegaran a enterarse de los clásicos conflictos matrimoniales, o porque no los ayudó como ellos
esperaban, dadas las condicionantes de su ministerio pastoral; o porque simplemente cayó en la
cuenta de que suelen abusar de él?
10- La situación de casado exigiría a un sacerdote una serie de compromisos sociales como
reuniones, bailes, visitas familiares, asistencia a las reuniones de padres de familia de las escuelas
de sus hijos, etc. que lo llevarían necesariamente a descuidar su ministerio.
11- La experiencia nos demuestra en la convivencia diaria, que un sacerdote puede tener un
carácter un poco difícil y necesita de mucha oración para sostenerse, pero está vez tienen que
sostener las bolsas del mercado porque su mujer está a punto de dar a luz y no puede ya ni
manejar, así que tiene que cumplir con saciar las necesidades básicas de la casa, antes de orar por la
salvación de sus feligreses.

La práctica de exigir el celibato a quienes querían ordenarse, se procuró desde los inicios de la
Iglesia y, aunque frecuente, no era todavía obligatoria. Sin embargo, ya en el siglo III, en el Concilio
de Elvira (España) se exigió como requisito indispensable a los futuros sacerdotes. No alcanzo a
comprender cómo se las arreglarían los Obispos de los primeros siglos de la cristiandad, cuando
todavía se admitían a clérigos casados, pero me parece perfectamente lógico que llegaran a la
conclusión de cambiar tal disciplina por las normas actuales siguiendo el consejo de San Pablo
cuando nos dice en su primera carta a los Corintios: "El no casado se preocupa de las cosas de Dios,
de cómo agradarle". Se tardaron los pobres Obispos en hacer caso a los consejos de tal Santo.

Por otra parte, todos sabemos desde niños, que los sacerdotes no se casan, de esta manera
nadie podría, después de tantos años de estudio y preparación, llamarse engañado afirmando que él
se enteró de dicha disposición, ya siendo sacerdote.

Pero vayamos, en definitiva, a las causas de fondo sobre la hermosa y valiosísima práctica del
celibato sacerdotal, según un texto de la Santa Sede: Se permanecería en una continua inmadurez, si
el celibato fuese vivido como "un atributo que se paga al Señor" para acceder a las Órdenes
(Sagradas) y no más bien como un "don", que se recibe de su misericordia, como elección de libertad
y grata acogida de una particular vocación de amor por Dios y por los hombres

Si de todo sacerdote se espera santidad, la mujer de un sacerdote tendría que ser doblemente
santa. Es decir, no resultaría tarea fácil conseguir tantas lindas mujeres llenas de virtudes y encantos,
capaces de servir como modelos de esposas, repletas de visión sobrenatural y prudencia, para poder
cumplir con las exigencias de un matrimonio doblemente exigente, durante toda su vida.
Por lo tanto, a todos aquellos interesados en ayudar para que se puedan casar, éstos pobres
hombres de Dios: Les damos las más sinceras gracias, pero como dicen por ahí: "No me ayudes
compadre".
Ni yo quiero ser esposa de un Sacerdote, ni creo que ellos tengan la capacidad de complacer a dos
vocaciones tan grandes, recuerden que de por si los hombres no pueden hacer 2 cosas al mismo
tiempo.
Mejor pidamos porque haya más hombres justos y temerosos de Dios que no tengan la vocación al
Sacerdocio y puedan casarse con nuestras hijas y amarlas, considerando una sola vocación, como su
único camino a la santidad:
¡¡It´s raining men ALELUYA!
Existen muchos hombres, para pelearse por unos cuantos elegidos, mejor escojan, educar hombres
buenos, que vivan su sacramento, sin cargas extras y que además hagan apostolado, para hacer
mejor nuestro mundo y ayuden en sus parroquias y a los mismos párrocos, con su testimonio de
fidelidad ¿No les parece mas coherente?
Y a los Padres que dicen: “La castidad no funciono para mí” ¡¡¡¡Pues que pensabas macho!!!! Si no
pudiste ser fiel a tus promesas:
Ahora……. ¿Si podrás?

2 comentarios:

  1. muy buen analisis. siempre pensaba en como justificar el celibato y me han dado una gran respuesta. Yo estoy totalmente de acuerdo: to el tiempo para Dios y para los feligreses. Espero poder responder a Dios como el lo quiere y sea un sacerdote Santo para siempre cuando llegue mi momento. Dios le Bendiga

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno.. aterriza en cosas prácticas algo que llevamos como dogma y como tal pretendemos discutir en ese nivel.. todo está pensado por algo.. solo hay que entender el contexto antes de emitir juicios superficiales... me gusta....

    ResponderEliminar